Una semana de competición ha servido para demostrarnos a todos lo duro, complicado y de alto nivel que es un torneo olímpico, pero superado el ecuador de la primera fase, tanto los chicos como las chicas han vuelto a dejar patente su calidad, espíritu y, sobre todo, su compromiso con el Equipo. Ellas, super-ando a lo grande el golpe de la derrota inicial frente a China; ellos, salvando el escollo que significaron los 15 puntos de desventaja en el partido contra los an-fitriones. El resultado es que las chicas están a sólo un paso de meterse en cuartos de final y los chicos, al vencer hoy a Alemania, ya se han asegurado la segunda plaza del grupo… a la espera de vernos las caras el sábado con la se-lección de la NBA.
En Beijing se está viendo un año más que el baloncesto progresa en todo el mundo, en especial en este país, que nos ha acogido con cariño y admiración y con el que llevamos unos cuantos años colaborando de forma estrecha. Pero no sólo es el baloncesto chino y asiático en general el que está dando grandes pasos adelante, también el africano, una vez más representado por Angola.
En unos Juegos Olímpicos como estos, con una igualdad cada vez mayor y unos índices de competitividad extraordinarios, cada victoria es un éxito en sí mismo. Por eso debemos sentirnos plenamente satisfechos de los resultados obtenidos hasta el momento.
Aunque todos sabemos que la segunda fase es en realidad otra competición, una prueba que gana el equipo que mejor se adapta y más resiste. A nosotros no nos lo tienen que recordar, porque tenemos todavía presente el disgusto con el que hace cuatro años regresamos de Atenas. Pero estos jugadores han venido a Beijing con unas ganas tan inmensas de defender a nuestro país y conseguir un éxito que les sepa a revancha, que no se puede no confiar en ellos.