Hoy es un día triste para el baloncesto español. La noticia del fallecimiento de Ernesto Segura de Luna nos ha dejado a todos un hueco imposible de llenar porque Don Ernesto se ganó para siempre ser una parte importante de la historia de nuestro baloncesto, no en vano lo dirigió durante prácticamente un cuarto de siglo.
A lo largo de sus largos y fructíferos mandatos como presidente de la FEB, Don Ernesto dio muestras no sólo de una enorme capacidad de trabajo al servicio de nuestro deporte sino, sobre todo, de saberse adaptar a las necesidades de los tiempos. Lo hizo con mano maestra, porque el baloncesto al que él llegó –procedente de la Catalana- poco o nada tenía que ver con el dejó casi tres décadas después, aunque nunca lo hizo del todo, hace apenas cuatro años.
No exageramos si le reconocemos haber sido uno de los dirigentes más influyentes y con más personalidad del deporte español, al que el baloncesto español estará siempre agradecido. Su visión de futuro, su predisposición al diálogo y su disponibilidad para el baloncesto son parte de su legado, que yo personalmente, como su sucesor en el cargo, no he querido olvidar en ningún momento.
Descanse en paz, Don Ernesto.