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martes, 29 de julio de 2008

Un referente irrepetible

Si tuviéramos que elegir entre todos a la figura más trascendente de la historia del baloncesto español, creo que serían pocos los que no apuntarían un nombre: el de Antonio Díaz Miguel. Y es que es muy difícil, por no decir imposible, encontrar en cualquier otra latitud un personaje que haya influido tanto en un deporte y en un país como la que ejerció el recordado Antonio en nuestro baloncesto.
Las grandes figuras de la historia del deporte no se miden sólo por sus éxitos materiales, sus medallas o sus títulos. Las grandes lo son precisamente porque han aportado, además, unos valores que trascienden a su época para convertirse precisamente en eso, en históricos.
Díaz Miguel dio al baloncesto español muchas victorias y algunas medallas tan inolvidables como la plata de Los Angeles, de la que aunque el año que viene se cumplirá un cuarto de siglo (¡cómo pasa el tiempo!), a todos quienes la vivimos, nos parece que fue casi casi anteayer. Pero Antonio nos dejó para siempre, sobre todo, su pasión por el baloncesto y una entrega sin límites. De modo que Antonio fue, ha sido, es y seguirá siendo para muchos de nosotros no sólo un referente irrepetible sino también una guía y un ejemplo. No importa si ahora somos entrenadores, jugadores, árbitros, periodistas o directivos: el recuerdo de su ilusión inagotable nos obliga a no dejar de respirar baloncesto ni un solo segundo.
Su figura y su recuerdo se hace más patente en unos momentos como estos, en los que estamos a punto de participar, con todas nuestras ilusiones y ambiciones, en unos Juegos Olímpicos, la gran competición internacional en la que el nombre de Antonio Díaz Miguel está inscrito con mayúsculas. Ser el único entrenador de la historia que ha participado en nada menos que ¡seis! ediciones sólo está al alcance de un figura mítica. Y para nosotros Antonio lo será siempre.
ARTÍCULO PUBLICADO EN LA EDICIÓN DEL DIARIO MARCA DEL DÍA 24 DE JULIO DE 2008

lunes, 28 de julio de 2008

Al servicio del espíritu colectivo

El Curso Superior de Entrenadores es año sí año también una de las mejores pruebas del dinamismo de nuestro baloncesto. Los entrenadores, muchos de los cuales tienen a fin de cuentas la responsabilidad no sólo de enseñar el juego sino también de atraer a los jugadores hacia el baloncesto, son una de las bases fundamentales de nuestro crecimiento. Y el encargado de dirigir a todo equipo, del que debe ser un elemento más al servicio del espíritu colectivo. Estamos convencidos de que así lo entiende la nueva generación de entrenadores que sin duda surgirá de este Curso.

martes, 15 de julio de 2008

Un desafío apasionante

Unos Juegos Olímpicos representan siempre un desafío. Pero si además se acude con un equipo considerado por todos entre los grandes candidatos al éxito y calificado por jugadores y técnicos de Estados Unidos como “el rival a batir”, el desafío es ya verdaderamente apasionante. Y eso es lo que va a ser para el baloncesto español la gran cita de Pekín este mes de agosto.
Una cita en la que ya antes del salto inicial vamos a hacer historia porque seremos el único país europeo que habrá conseguido hacer desfilar a sus selecciones masculina y femenina en las dos últimas ediciones olímpicas. Para los chicos, el reto es no sólo deportivo sino también emocional: olvidar los malos tragos con que volvieron de Sydney y Atenas; y de las chicas estamos convencidos de que, como siempre han hecho, van a vaciarse para no dejar pasar la mínima oportunidad que se les presente.
Porque, fieles a la filosofía que ha hecho de la FEB una referencia nacional e internacional, que seamos capaces de medir nuestro trabajo más allá de los resultados puntuales del corto plazo no significa que renunciemos a conseguirlos. Al contrario: si por algo se caracteriza nuestra actual generación de jugadores y jugadoras es por ese inconformismo sin límites del que han sabido contagiarnos a base de esfuerzo, entusiasmo y victorias.
De modo que, consigamos lo que consigamos en la pista, lo que sí podemos garantizar a todos, incluso antes de emprender el largo viaje hacia Oriente, es que cuando regresemos el próximo día 25 lo volveremos a hacer orgullosos de nuestros equipos. Y eso en sí mismo ya es un éxito.

viernes, 4 de julio de 2008

Todos los mimbres para conseguir el éxito

El inicio de la concentración preolímpica de la Selección masculina coincidió con el sonoro éxito de la selección de fútbol en la Eurocopa, y desde la FEB, además de felicitar al equipo de Luis Aragonés como merece, nos hemos sentido verdaderamente agradecidos de que desde el mundo del fútbol, indiscutible primer deporte de masas en nuestro país, se haya asimilado a los nuevos campeones de Europa a lo que nuestro equipo ya había conseguido en los últimos años: éxitos deportivos como resultado de la unión personal del grupo y del magnífico trabajo en equipo, no sólo de grandes y talentosos deportistas sino también de grandísimas personas, que son las que nos llevan al éxito. Y las que lo han conseguido también en otros deportes como el balonmano, el voleibol, el waterpolo, el hockey sobre hierba o la natación sincronizada. Sus equipos han logrado dar, como el nuestro y el de fútbol ahora, la fórmula de ser competitivos haciendo grupo.
El camino que sí abrimos nosotros, en especial hace dos años, fue el de la trascendencia social. El éxito de nuestro baloncesto en Japón fue pionero en sacar a los aficionados de todo el país a la calle, en multiplicar la audiencia en televisión y en acercar a todos a unos superprofesionales que dieron y siguen dando ejemplo de compromiso e implicación.
Y en estos primeros días de concentración en San Fernando estamos pudiendo comprobar de nuevo que la Selección sigue siendo un equipo con un alto nivel de talento, muy unido y que despierta una enorme ilusión. Además, desde el inicio se están dando las condiciones idóneas de trabajo para que puedan darse los resultados deportivos que siempre perseguimos.
Este agosto en los Juegos Olímpicos, como cada verano, nuestras ambiciones serán las máximas. Aunque nosotros nunca hemos medido el trabajo realizado exclusivamente en función del resultado deportivo. Nuestros planteamientos son siempre a medio y largo plazo, y esto es lo que nos está dando los resultados. No a la inversa. Si antepusiéramos los resultados inmediatos a la estructura y el trabajo, seguramente no estaríamos donde hoy estamos.
En deporte no se puede dar nada por hecho, pero todo lo que estamos viendo, tanto en la cancha como fuera de ella, invita al optimismo. Tenemos todos los mimbres para el final conseguir el éxito, por eso nos está permitido soñar