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martes, 23 de junio de 2009

Una medalla y un espejo

Nuestra Selección femenina merecía sin lugar a dudas una medalla, y la de bronce conquistada en Riga nos ha sabido verdaderamente a gloria porque permanecer durante casi una década entre los tres mejores equipos de Europa es algo que sólo está al alcance de equipos grandes. Y éste ha demostrado con creces que lo es.

Como todos los éxitos, éste es también producto del trabajo de todos, y del talento y carácter de las jugadoras. Pero también, como en la FEB hemos querido destacar siempre, de su enorme compromiso con el equipo. Ésta es una Selección de máximo nivel deportivo porque también lo es de máximo nivel humano.

En el concierto del baloncesto femenino internacional tenemos rivales, como Rusia, que están un peldaño por encima, básicamente en lo físico, y a un rival físicamente tan superior es muy difícil doblegarle. Pero no podemos olvidar que hace unos años las rusas eran poco menos que inalcanzables, y en cambio ahora competimos casi de tú a tú y, sobre todo, con el convencimiento de que les podemos ganar.

Cinco medallas consecutivas en los Eurobasket representan un hito histórico para nuestro baloncesto femenino, que convierten a nuestra Selección en un ejemplo. Como lo es nuestro deporte para otros deportistas. Escuchar como hemos escuchado estos días a Iker Casillas y Vicente Del Bosque, en el centro de los focos mediáticos, ponernos como espejo de los éxitos del fútbol español es doblemente gratificante.

Como lo es la impresionante respuesta que está recibiendo nuestra propuesta de presentar la candidatura de Pau Gasol al Premio Príncipe de Asturias de los Deportes 2009. Un motivo más para marcarnos el reto de no dejar de ser un deporte de medalla y un espejo para los demás.

lunes, 15 de junio de 2009

Pau Gasol: un ejemplo a partir de valores

El anillo de campeón de la NBA conquistado por Pau Gasol como uno de los jugadores referentes de los legendarios Lakers ha supuesto una gran satisfacción para todo el baloncesto español porque Pau nos representa un poco a todos. Pero sobre todo representa un ejemplo de superación y ambición profesional a partir de valores como el esfuerzo, el trabajo en equipo y la puesta del talento individual al servicio de los objetivos colectivos. Y si todo eso ya era hasta ahora un ejemplo para nuestros chavales, a partir de ahora lo será sin duda aun más.

Desde que Pau aterrizó en las selecciones españolas ya en edad juvenil, hace ya más de una década, ha estado presente en nuestros equipos prácticamente todos los veranos, por lo que en la FEB conocemos a la perfección su mentalidad ganadora, su capacidad de sacrificio y su implicación personal con los objetivos colectivos, que él sabe como pocos convertir también en retos personales.

Y en estos momentos de éxito y celebración Pau también representa a todos nuestros jugadores que le precedieron –y posteriormente siguieron- en la aventura de marchar a la NBA. Desde que aquel lejano verano de 1987 Fernando Martín se convirtió en un valiente pionero, el baloncesto ha cambiado mucho, pero Pau ha sabido perseguir ese sueño hasta conseguirlo.

Conociéndole como le conocemos, seguro que este anillo de campeón de la NBA, que ahora mismo es la culminación de una carrera profesional extraordinaria, no va a ser para él el punto final de nada sino el punto de arranque hacia nuevos retos. Así es Pau, por eso ha llegado a ser un grande y por eso se ha convertido en un referente para todo el baloncesto español.

jueves, 4 de junio de 2009

Un salto cualitativo más

La gran fiesta en Fuenlabrada no sólo ha puesto un brillante punto final a la apasionante temporada en las Adecco LEB sino que también ha abierto la puerta a una nueva etapa de estas competiciones, nacidas hace ya más de una década y plenamente consolidadas como competiciones de referencia de nuestro baloncesto. El empuje deportivo que han representado en estos años ha ido también acompañado de un empuje social extraordinario, del que las Finales a 4 de este pasado fin de semana han sido un inmejorable ejemplo, con aficiones llegadas desde varios rincones de España y entregadas sin condiciones a sus colores.

Un brillante nivel deportivo, un óptimo empuje social y una excelente repercusión mediática son los tres grandes fundamentos sobre los cuales queremos que las competiciones Adecco sigan creciendo y representando mucho más que un segundo escalón de nuestro baloncesto. Abriendo aun más las puertas a los jugadores seleccionables, adaptando de forma pionera las nuevas reglas del baloncesto FIBA y contando con un patrocinador que es de hecho ya un socio, las ligas Adecco están en condiciones de dar un salto cualitativo más.

Y reestructurada en dos grandes categorías va a seguir siendo cada temporada un poco más elite, y con una mayor identidad si cabe.

En sus trece años de vida, las LEB han sido competiciones de referencia para clubes, para jugadores, para entrenadores, para árbitros, para aficiones y para unos medios de comunicación –especialmente locales- que también la han ayudado a crecer. La pasada temporada, sin ir más lejos, la Oro fue la quinta Liga europea con más público en las gradas.

Hoy por hoy no se puede hablar de baloncesto español sin hacerlo de las competiciones Adecco. Es para estar satisfechos. Pero también para seguir marcándonos retos, como el que ha surgido de nuestra última asamblea.