El All Star de la NBA es cada temporada una fiesta, en la que por unos días se relaja la tensión de la competición. Pero el de este fin de semana en Phoenix es para nosotros mucho más que eso: es un All Star histórico, con nada menos que tres españoles entre los grandes protagonistas. Es para sentirnos orgullosos y disfrutarlo, pero es también para volver a reivindicar –si es que hace falta- la figura de nuestros jugadores, incluidos ya sin ningún género de dudas entre los mejores del mundo.
Para Pau, Marc y Rudy, participar en esta fiesta, que rezuma por todos los poros el inconfundible glamour que le imprime la NBA, es además un premio. Un premio doble. Primero, por el reconocimiento que encierra en sí mismo a su trabajo, progresión y rendimiento, en el caso de Rudy y Marc, además, en su primer año aquí. Y segundo, porque para jugadores de sus generaciones, que en gran medida han crecido y se han formado con la mirada puesta en la NBA, vivir desde dentro todo un All Star, codeándose con la crema de la crema del baloncesto profesional estadounidense, es cumplir un sueño.
Ver estos días a los tres en esta fiesta es la demostración de que el baloncesto español es de los mejores del mundo. Que tengamos cada vez más jugadores en la NBA, y jugando además todos ellos a un nivel excelente, es para sentirse satisfechos y orgullosos. Es verdad que a lo largo de la temporada les echamos de menos, que nos gustaría seguir teniéndolos a nuestro lado, pero cuando en verano vuelven a casa y a la Selección son siempre un poco mejores y lo hacen cada año con renovada ilusión.
Estoy convencido de que estos tres días en Phoenix van a ser para Pau, Rudy y Marc inolvidables. Es un placer poderlos compartir con ellos.