Escribo este post de madrugada desde el coche de regreso a Madrid tras haber asistido al Torneo de Vitoria. Una cita que ha generado ríos de tinta por el hecho de que la Selección española volvía a jugar en el País Vasco tras más de dos décadas de 'exilio'. Tras un intenso fin de semana me quedo con la organización de un magnífico torneo con grandes rivales y una ciudad entregada. Hemos disfrutado con el ambiente de una afición entendida que no ha tenido ningún complejo a la hora de expresar su orgullo por pertencer a España.
Además queríamos devolverle al País Vasco parte de lo que nos ha dado a lo largo de la historia del Baloncesto Español. Hay una gran afición en Euskadi y Vitoria es una de las ciudades mejor estructuradas en el deporte de la canasta, así que estar aquí suponía para nosotros una obligación y un reconocimiento más que una prueba.
Por último me gustaría mostrar mi más sincero agradecimiento a todas las Instituciones Vascas, a su Federación Autonómica, que han colaborado desde el primer momento con este proyecto, así como a todos los aficionados por el interés y cariño que han mostrado por la Selección.