En 75 años de historia hay lógicamente momentos para todo: para grandes alegrías y algún que otro sinsabor. Y de todo hemos vivido al lado de la Selección en los tres cuartos de siglo que ha recorrido ya desde su primer partido oficial, el 15 de abril de 1935. Pero lo que nunca ha faltado, ni en las victorias ni en las derrotas, ni en los mejores ni en los peores momentos, ha sido el compromiso de todos quienes han escrito y escriben esta historia.
Una historia que arranca con una victoria y una medalla está indudablemente destinada a ser una gran historia. Y la de nuestra Selección lo es, tanto por los grandes hitos que han ido jalonando su camino como por este presente exitoso que la ha colocado en un punto de referencia del baloncesto mundial. Desde la medalla de plata de Ginebra 1935 hasta el poker de éxitos de los cuatro últimos años, el baloncesto español, con la Selección absoluta como su máximo representante, ha sido protagonista directo del baloncesto mundial. Y seguro que lo seguirá siendo.
Estamos orgullosos de estos 75 años y más que satisfechos con los grandes e históricos éxitos cosechados en los últimos campeonatos. Pero también nos ilusiona el futuro que tenemos por delante. Porque nuestra Selección absoluta, esa a la que ahora da lustre la extraordinaria generación bautizada como la ÑBA, no es un equipo aislado sino el cénit de una estructura deportiva que sostienen todas nuestras selecciones de formación, a las que verano sí verano también vemos subidas a los podios internacionales.
En la FEB nos gusta recordar nuestra historia porque, aunque en gran medida somos depositarios de ella, es la de los esfuerzos, ilusiones y compromiso de todos: clubes, directivos, jugadores, entrenadores y quienes han ayudado a escribirla. En este caso, la de la Selección absoluta. Hoy celebramos sus 75 años de historia con el convencimiento –y sobre todo, con la ilusión- de que los que están por venir serán, dentro de otros 75 años, igualmente históricos.