Si participar en un All Star Game de la NBA es algo reservado sólo a aquellos jugadores a los que se considera la crème de la crème, hacerlo en cuatro su-pone un definitivo encumbramiento a estrella de fulgor mundial. Es lo que ha conseguido Pau Gasol, incluido en el equipo del Oeste que dentro de un par de semanas participará en Dallas en una nueva fiesta del baloncesto profesional estadounidense.
Sin duda es una excelente noticia. Para todos. Para Pau, por lo que significa para él tanto en lo profesional como en lo personal. Y para nuestro baloncesto, porque Pau es –como lo ha sido a lo largo de su extraordinaria progresión- uno de sus mejores embajadores.
Para quienes en la FEB le hemos conocido desde que prácticamente era un niño, en su primera aparición en una de nuestras selecciones de formación, verle instalado entre los mejores jugadores del mundo es un orgullo añadido, al tiempo que un ejemplo a recordar a todos los chavales –y también a las niñas- que pasan por nuestros equipos con la ilusión de emular a sus ídolos, entre ellos Pau: su éxito no es fruto de la casualidad sino del esfuerzo, la ambición y unos valores que queremos que sean consustanciales a nuestro deporte.
Y no podemos olvidar que en la fiesta del All Star estará también su hermano Marc, por segundo año en el partido en el que se exhibirán los mejores jóvenes de la competición. Con Pau y Marc, pues, el baloncesto español tendrá un doble protagonismo en una de las citas mundialmente más mediáticas del calendario anual de nuestro deporte. Es algo que, además de disfrutarlo, tenemos que agradecerles.
Al igual que en las anteriores ocasiones, la FEB y su presidente presenciarán en directo este nuevo hito en la carrera del mejor jugador de nuestra historia. En Dallas haremos llegar a Pau todo el orgullo y el agradecimiento de quienes no podemos dejar de admirarle cada día un poco más.
Sin duda lo merece.