Al igual que hace unas semanas de Riga, este último lunes regresamos de Suecia con una nueva medalla de nuestro baloncesto femenino, el oro en la categoría sub 18 que evidentemente nos ha llenado también de satisfacción en sí misma, pero que además de permitirnos disfrutar del éxito presente nos permite multiplicar nuestra ilusión por el futuro.
La actuación de esta selección en el Campeonato de Europa fue impecable, en resultados, en juego y en imagen. Exhibió un espíritu de equipo y una mentalidad ganadora impresionantes; demostró el máximo nivel de competitividad y un elevado talento, pero también una enorme capacidad de sacrificio en los momentos decisivos, que no fueron fáciles, ni la semifinal contra el país anfitrión ni la final frente a un rival con muchos centímetros.
Ser campeonas de Europa es algo verdaderamente muy complicado, que sólo está al alcance de los grandes equipos, y éste ha demostró serlo. Por eso quiero felicitar a todos los que trabajaron para conseguir este gran éxito, desde el primer día de la concentración hasta la emocionante final que nos hizo vibrar.
Ésta en tierras suecas fue ya la segunda satisfacción que nos dan este verano las chicas, lo que reafirma el convencimiento de la FEB en su apuesta por el baloncesto femenino, un pilar imprescindible para el crecimiento y desarrollo de todo el baloncesto español.
Vamos a celebrar este éxito como merece, pero no podemos olvidar que el verano continúa y ahora mismo tenemos otra selección en juego, la sub 20 femenina, dispuesta también a darnos otro alegrón en Polonia. Y se acaba de poner en marcha el Europeo sub20 masculino, y después vendrán más campeonatos, hasta ese Eurobasket masculino en Polonia ya en septiembre...
Los esperamos todos con la máxima ilusión porque estamos convencidos de que la de las chicas sub 18 no va a ser la última medalla de este año.