El inicio de la concentración preolímpica de la Selección masculina coincidió con el sonoro éxito de la selección de fútbol en la Eurocopa, y desde la FEB, además de felicitar al equipo de Luis Aragonés como merece, nos hemos sentido verdaderamente agradecidos de que desde el mundo del fútbol, indiscutible primer deporte de masas en nuestro país, se haya asimilado a los nuevos campeones de Europa a lo que nuestro equipo ya había conseguido en los últimos años: éxitos deportivos como resultado de la unión personal del grupo y del magnífico trabajo en equipo, no sólo de grandes y talentosos deportistas sino también de grandísimas personas, que son las que nos llevan al éxito. Y las que lo han conseguido también en otros deportes como el balonmano, el voleibol, el waterpolo, el hockey sobre hierba o la natación sincronizada. Sus equipos han logrado dar, como el nuestro y el de fútbol ahora, la fórmula de ser competitivos haciendo grupo.
El camino que sí abrimos nosotros, en especial hace dos años, fue el de la trascendencia social. El éxito de nuestro baloncesto en Japón fue pionero en sacar a los aficionados de todo el país a la calle, en multiplicar la audiencia en televisión y en acercar a todos a unos superprofesionales que dieron y siguen dando ejemplo de compromiso e implicación.
Y en estos primeros días de concentración en San Fernando estamos pudiendo comprobar de nuevo que la Selección sigue siendo un equipo con un alto nivel de talento, muy unido y que despierta una enorme ilusión. Además, desde el inicio se están dando las condiciones idóneas de trabajo para que puedan darse los resultados deportivos que siempre perseguimos.
Este agosto en los Juegos Olímpicos, como cada verano, nuestras ambiciones serán las máximas. Aunque nosotros nunca hemos medido el trabajo realizado exclusivamente en función del resultado deportivo. Nuestros planteamientos son siempre a medio y largo plazo, y esto es lo que nos está dando los resultados. No a la inversa. Si antepusiéramos los resultados inmediatos a la estructura y el trabajo, seguramente no estaríamos donde hoy estamos.
En deporte no se puede dar nada por hecho, pero todo lo que estamos viendo, tanto en la cancha como fuera de ella, invita al optimismo. Tenemos todos los mimbres para el final conseguir el éxito, por eso nos está permitido soñar