Cada año olímpico es especial, y éste no es excepción. Para el baloncesto español, además, es ya histórico porque por primera vez nuestra Selección Femenina participará en dos ediciones consecutivas de los Juegos Olímpicos. Brillantemente clasificadas con su victoria sobre Cuba en el pre olímpico de Madrid, las chicas acompañarán a Pekín a una Selección masculina que, al igual que ha hecho en los últimos años, competirá por lo más alto del podio, esa medalla de oro que muchos adjudican de antemano a Estados Unidos; muchos, pero no nuestros jugadores ni nuestros técnicos, encabezados por el nuevo seleccionador.
De Aíto García Reneses poco se puede añadir a todo lo que se ha dicho ya de él. Pero lo que sí puede proclamar la Federación Española de Baloncesto, y en especial su presidente, es que representa un orgullo contar con el que es sin lugar a dudas el entrenador más influyente del baloncesto español de las últimas décadas, cuya filosofía, además, encaja a la perfección con una federación que se siente fascinada por nuestros jóvenes jugadores. De Aíto se había dicho en tantas y tantas ocasiones que el banquillo de la Selección le estaba esperando sin que su llegada se acabara de concretar, que ya parecía que no nos íbamos a encontrar nunca. Ahora, por fin, hemos tenido la suerte de coincidir, y nuestro equipo acudirá a los Juegos de la mano de un técnico de referencia mundial con el que todos esperamos que nuestro baloncesto viva otra etapa de éxitos y satisfacciones.
Pero antes de volar hacia Pekín hemos puesto el punto final oficial a esta temporada, y lo hemos hecho también, en la asamblea del pasado sábado 14 de junio, con un balance satisfactorio por muchos y muy variados motivos, tanto en el área estrictamente deportiva como en lo social y estructural.
Una satisfacción que podemos hacer extensiva a las relaciones institucionales de la FEB. En el transcurso de esta temporada se ha firmado por segunda vez, sin contratiempos ni enfrentamientos, el convenio de coordinación con la ACB, a la que siempre hemos reconocido la parte que le corresponde de los éxitos de todo el baloncesto español. Y del Consejo Superior de Deportes y su recientemente renombrado director, el secretario de estado para el deporte, Jaime Lissavetzky, hemos recibido siempre y seguimos recibiendo un apoyo y una consideración que tomamos como lo que también es: una exigencia de responsabilidad.
Por último, no quiero cerrar esta temporada FEB para encarar la guinda olímpica de este próximo mes de agosto sin hacer mención de otros dos puntos de apoyo fundamentales para nuestro empeño de seguir multiplicando la pasión por el baloncesto: los patrocinadores y los medios de comunicación. Sin los recursos que nos brindan los primeros, que se han sentido llamados por el atractivo de nuestro baloncesto y cuya lista hemos incrementado de forma exponencial en los últimos años, muchos de nuestros proyectos no podrían hacerse realidad; de ahí nuestro máximo esfuerzo para devolverles su confianza. Del mismo modo, los medios de comunicación han sido y son también parte importante de nuestros éxitos, por su apoyo y por su identificación con unos objetivos comunes.
Unos objetivos que todos esperamos alcanzar también en Pekín.