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miércoles, 17 de febrero de 2010

No era un sueño

No era un sueño, fue una bella realidad.

Para los 108.713 espectadores que tuvimos la posibilidad de asistir en directo al All Star Game 2010 de la NBA en Dallas, siempre será una jornada a recordar porque fuimos testigos de un hito en la historia de nuestro deporte: el partido con más público en las gradas en los casi 120 años de baloncesto en el mundo.

La NBA no es ajena a la crisis –y así lo reconoció públicamente en plena fiesta el mismísimo David Stern-, pero desde luego no le faltan ideas ni empuje para conseguir ser el centro del mundo como lo ha sido este pasado fin de semana. Un montaje espectacular, un cuidado extremo hasta del último detalle, una atracción en la pista y una fiesta fuera de ella. Stern y su equipo han demostrado que incluso en los momentos más delicados se puede seguir creciendo, trabajando por colocarse en la vanguardia y haciendo realidad lo que para muchos no pasaría de ser un sueño.

No se puede hablar de este All Star sin hacerlo de Mark Cuban, el propietario de los Dallas Mavericks para quien cualquier reto es abordable, desde la ilusión pero también desde la genialidad. Cuban es un espejo para todos aquellos que creen que en el mundo del deporte se puede luchar por cualquier objetivo.

El empeño con que la NBA se ha volcado en conseguir que el 14 de febrero de 2010 haya pasado ya a la historia del baloncesto gracias a la mágica cifra de 108.713, ha sido ejemplar, en el doble sentido del término: altamente valorable en sí mismo y un ejemplo a seguir para todos quienes tenemos una responsabilidad en el mundo del deporte. Que además dos de nuestros jugadores hayan tenido la posibilidad y el privilegio de participar en una fiesta y un hito como éste, es para sentirse doblemente satisfechos.

En Dallas hemos comprobado que soñar puede ser maravilloso, pero también, y sobre todo, que con empeño, compromiso, ilusión y profesionalidad, hasta el sueño aparentemente más loco se puede llegar a cumplir. Es lo que siempre hemos creído –y queremos seguir creyendo- en la FEB.

A la NBA hay que darle las gracias por esa jornada histórica e inolvidable. Porque no era un sueño, fue una bella realidad.